Los alumnos actuales aprenden de manera diferente y son menos receptivos a las pedagogías basadas en un aprendizaje esencialmente pasivo.
Viven en un mundo en el que el conocimiento se comparte en la red y su aprendizaje no se limita únicamente a lo que sucede en las aulas.
La progresiva evolución de la tecnología dentro de un mundo globalizado ha creado un nuevo perfil de alumno con capacidad de adaptación, comunicación, innovación, así como habilidades de pensamiento creativo y de colaboración, un conjunto de competencias que se está volviendo cada vez más importante para el mundo laboral. Por lo tanto, estos alumnos requieren de un aprendizaje personalizado, conectado y flexible.