Comenzó su intervención afirmando que «hace falta otra mirada a los adolescentes para lograr que esta etapa de maduración sea motor para su desarrollo emocional y cognitivo». Para Fátima Morán es importante «convertir la exigencia en motivación» aunque ella misma afirma que no es tarea fácil no es fácil. «¿Cómo se enseña la exigencia?» es otra de las preguntas que lanzó al auditorio. Para ella «es el arte de plantear un nuevo objetivo mientras se disfruta de la consecución del anterior formando el adolescente parte del premio».
Terminó con estas palabras: «Es una tarea de justicia y responsabilidad de padres y educadores que la adolescencia no se malogre y deje, en la plasticidad de su cerebro, huellas negativas inolvidables. Exige una actitud, cultivada día a día, de quien quiere llegar al descubrimiento de su propio hijo/alumno con una exigente comprensión y no con un «deber ser»».
La intervención, enmarcada en el ciclo formativo para familias «Proyecto F» tuvo una muy buena acogida por parte de los padres del colegio.